Halloween y el fin del verano

Halloween ya pasó. Y se lleva millones de neuronas aniquiladas sin compasión por cantidades indecentes de alcohol. Sin duda esta es una de esas fiestas que la OMS debería suprimir de los calendarios internacionales, seguro que haciéndolo la sanidad mundial se ahorraría millones de euros en el tratamiento de futuras dolencias.

Informándome, he podido aprender que Halloween no es una festividad típicamente estadounidense, como la mayoría de la gente cree, sino que tiene su origen en la cultura celta, concretamente en la festividad celta de Samhain, que no es otra cosa que la celebración del año nuevo celta, aprovechando el fin de las cosechas y el inicio de la estación oscura, de ahí la temática.

Sabiendo estas interesantísimas informaciones, es casi un must la celebración de tan pagana festividad, dando gracias a las deidades porque por fin se haya acabado el verano dando paso a la temporada amiga del punto y el cashmere.

Y es que el verano es una estación criminal. El verano huele mal. El verano viste mal. El verano empieza con disgustos, siempre. Con discusiones. Porque no hay verano sin “veraneo” y cuando hablamos de veraneo es inevitable hablar de familia política. Apartamentos en el levante compartidos con cuñadas, nueras y otros que hacen que los tan merecidos quince días de descanso se conviertan en un auténtico infierno.

Pero para quien no tenga familia política, le quedan las semanas de convivencia intensa con la pareja. Durante 24 horas, sin parar. Las vacaciones son como un reality en el que “todas las emociones se intensifican” y hasta el solo hecho de que la otra persona haga ruido al pasar las hojas de su revista nos crispa tremendamente. Toma noticia:
“Las rupturas sentimentales se disparan tras el verano. Así lo constatan diversos estudios y estadísticas que desvelan que anualmente en España 200.000 parejas contraen matrimonio y que 50.000 se separa. Convivir más tiempo del habitual saca a la luz diferencias que durante el resto del año apenas se perciben debido a que la convivencia diaria de la pareja es mínima.”
Datos aterradores, sin duda. Ahora estoy más convencido que nunca de que efectivamente hay algo que celebrar… llámalo Halloween, Samhain, Botellón porque sí, o como quieras. Pero el verano terminó, y con él todo lo que conlleva. Además hay muy pocas ocasiones en las que las reivindicaciones sociales sean tan llamativas y creativas y si no que se lo digan a los Indignados de NY, para los que cualquier ocasión es buena.

Así que… ¡A celebrar se ha dicho!

2 comentarios:

  1. Enhorabuena Sven!!!Espero con ganas más entradas tu blog.

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  2. Muy interesantes Sven nunca esta de mAs enterarse de algo nuevo, espero mAs publicaciones

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